Un Crimen Pasional...
John Farrow, de origen australiano, aunque afincado en EEUU, fue un director de cine, escritor y productor, de los que podríamos decir "de andar por casa", es decir, un artesano del celuloide, que dirigió un buen número de películas con esa frescura característica de los años en los que el cine se hacía con pocos medios, y las historias se basaban en hechos y argumentos, extraídos de escritores poco conocidos o, simplemente, desconocidos.
Por otra parte, la elección de los actores es sobradamente acertada, ya que aparte de los secundarios como Harry Morgan (conocido más tarde por interpretar a un coronel en la serie TV MASH) y Elsa Lanchester (esposa de Charles Laughton, y conocida por la cinta «La novia de Frankestein» y por ser la enfermera del propio Laughton en «Testigo de cargo»), los propios protagonistas, Ray Milland (posteriormente conocido por "Crimen perfecto" de Alfred Hitchcock o por «El hombre con rayos X en los ojos» de Roger Corman) y Charles Laughton (conocido por casi toda su obra: «Rebelión a bordo», «Testigo de cargo», «El proceso Paradine», «Tempestad sobre Washintong», etc., etc.), sin olvidar al tercero en discordia George Macready, y a Maureen O'Sullivan (famosa por su papel de Jane en las seis primeras entregas de «Tarzán», junto a Johnny Weismuller), esposa de Farrow, con el que tuvo siete hijos, entre ellos la conocida Mia Farrow, que más tarde la haría ser madre política del mismísimo Woody Allen, que le otorgaría un pequeño papel en las postrimerías de su carrera en la película «Hannah y sus hermanas".
He hecho este breve panegírico, con la finalidad, o eso intento, de comprender un poco más el significado "de andar por casa". Hay que tener en cuenta, que los años de la Segunda Guerra Mundial, se habían encadenado con los de la Gran Depresión, y los primeros años de la posguerra no mejoraron las cosas, el cine incluido, de ahí que este fuera considerado como una gran familia, con más frecuencia de lo habitual.
Después de este rollo, diré, que la película es un acierto en la creación de personajes, donde Milland, como siempre, está correcto, y el gran Laughton, sin cansarse mucho, borda a su cínico personaje. Destacar como queda dicho al mudo que interpreta Morgan y a la excéntrica pintora, encarnada por la Lanchester. En cuanto a la trama, vista hoy día (como me ha pasado a mi), lejos de desilusionarme, ha sido como un viento agradable y fresco que revitaliza la pasión por el cine. Muchos directores de la actualidad, debería mirarse en esta y otras películas de los viejos y clásicos artesanos. Recomendable totalmente. ¡Ah!, y provéanse de palomitas y algún refresco, les ayudará a pasar una agradable velada.
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