Ya vamos de camino...
En mis críticas, siempre he dicho que el cine es primero diversión y después, cualquier aliciente que uno quiera buscar para disfrutar de él.
Misión a Marte, tiene un sentido de la efectividad muy regular, en gran parte por la aportación de un elenco de actores, que saben cumplir perfectamente; baste sólo con las melancólicas expresiones (ojos incluidos), de la Nielssen, que posteriormente nos sedujo en "Gladiator" y de una historia, que conforme profundiza en la trama, crea un estado cercano al suspense que tanto le gustaba a Hitchcock, no en vano, de Palma es uno de sus seguidores.
Cuando esta película se estrenó, faltaba un año para el mítico 2001, es decir para que la realidad superara a la ficción, pero por desgracia, no es así: lo que se ofreció al espectador en «2001: Una odisea del espacio» aún no ha llegado ni por asomo a materializarse para el ser humano. No hemos tenido la misma suerte que con las premoniciones de Verne. «2001: Una odisea del espacio» plantea al ser humano, las mismas dudas que ha tenido desde sus comienzos, y las mismas preguntas que 32 años después del estreno de tan magnífica odisea, de Palma, nos sugiere: ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos como seres cósmicos en el universo? ¿Estamos solos? ¿Hacia a donde vamos? ¿Hay ─vida─ después de la muerte?
Sinise, sin dudar, escoge un camino, que yo en su lugar, también hubiera elegido.
Película para disfrutar toda la familia, y reflexionar sobre el egoísmo humano de pensar en que somos amos y señores del universo. No estamos solos.
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