No olvidemos que hemos vivido...
Sinergia
Habrá que esperar.
A que llegue.
Y solo entonces,
en el aire que precede
vendrán voces de antaño
y felices sueños,
el horror de la nada
y un solitario suspiro de muerte.
Porque nada puede parar el viento
y las palabras que un día murieron
solo pueden ser borradas
con la silenciosa,
la solitaria
daga de la parca.
Y a cada paso
el hoy se convierte en un confuso mañana,
temeroso de no poder regresar a
aquellas alamedas, repletas
de una vida que no volverá.
Pero en realidad,
esas antiguas voces
nos llaman constantemente
y si volvemos la mirada
regresaremos a las alamedas,
a sus senderos de luces
y sus cuestas sombrías,
con los pasos que dimos,
repletas de la vida que fue…,
y un camino
al encuentro de la vida
que ahora con nostalgia
nos mira.
No tuve suerte, no la encontré.
Supuse que lo haría y
no me importó adentrarme
en lo recóndito.
Quizá en aquel momento,
no había vivido el tiempo suficiente,
no en años,
en intensidad.
He visto muchos soles
pero ninguno brilló lo suficiente
para iluminar mi gastado violín.
© francisco javier costa lópez
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