Todos Soñamos...
Dicen que soñar no cuesta, y puede que sea cierto, porque a mí, lo que me cuesta es despertar. No del sueño, si no de los sueños.
Los sueños son nuestros mejores aliados para que la vida se haga más llevadera, más liviana. Nos ayudan a olvidar, pero a recordar también, sobre todo, que estamos vivos.
Yo no conozco a nadie que no tenga sueños o los haya tenido, y creo que todos estamos iguales en cuanto a esto.
No debemos confundir un sueño con un deseo, aunque el deseo sea una quimera. Desear algo, hace que el objeto del deseo se convierta en material, pues lo que se desea se entiende para su disfrute, para su uso, por ello un sentimiento como por ejemplo el amor, no puede materializarse y su deseo depende de factores intangibles, de profundos sentimientos, que muchas veces, la persona no puede dominar.
Sin embargo, se puede soñar con el amor, y en ese sueño, adaptarlo a nuestro gusto ─si se sueña despierto─, o dejarlo en manos de Morfeo ─cuando dormimos─.
Sea como fuere, soñar es uno de los dones más maravillosos de que dispone el hombre y que en gran parte, ha colaborado en su progreso personal y en el de toda la humanidad.
Soñemos...
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