Siempre Ella...
Siempre Ella
Ella se apagó lentamente;
como la tarde que desfila
una y otra vez por mis ojos.
Y sucumbió dulcemente,
como si mi inspiración
hubiera sido un deseo del destino,
que nunca llegó a su fin.
Perdóname por no creer
que la lluvia empapa el suelo
y entumece mis rudas manos
sin poderla abarcar;
es ahí, cuando mi sentir
se ralentiza, y puedo ver
como la flor vive en silencio y,
el corazón en constante bullicio.
Perdóname por no saber
que hay aristas que me separan
de cuanto quise soñar
a orillas de tu imaginaria playa;
allí te vi convertida en siena
mientras tejía mi soledad, dulce
como pequeña flor de azúcar
endulzando lo que atrás quedó.
No me faltes ahora que mis ojos despiertan
a la realidad fingida,
a los bosques sin verde
a los mares sin olas,
a la música sin melodía.
Vuelve a mí ilusión,
como el rayo que aviva la tormenta,
como la esperanza que vive en lo inhóspito,
como el puro amor
que siempre entrego,
cuando tú, vives
en lo profundo de mi.
© francisco javier costa lópez
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