En la Cúspide del Rock Sinfónico: No Digas Que No Te lo he Advertido...
25 días. Es lo que necesitó Jeff Lynne, en una estancia en los Alpes suizos a principios de 1977, para escribir letra y música de «Out of the Blue», doble álbum de rock sinfónico, uno de los más reconocidos a nivel mundial y sin duda, uno de los que causó mayor impacto, debido, no solo a la calidad de los temas aportados, también, a la innovación musical que supuso el despliegue definitivo y contundente de la sección de cuerdas y teclados, formada por Richard Tandy, Kelly Groucutt (fallecido en febrero de 2009), Mik Kaminski, Melvyn Gale, y Hugh McDowell, que en varias canciones, son protagonistas insustituibles de determinados efectos, que dieron al conjunto de la música de ELO, su sello característico e identificativo.
Completa el elenco de componentes Bev Bevan, miembro fundador en compañía de Lynne de Electric Light Orchestra.
Este doble Long Play, se publicó el 3 de octubre de 1977, con un recibimiento dispar por parte de la crítica (nada nuevo), y uno más entusiasta por parte de sus seguidores (y no tan seguidores), que con el paso de los años, y en base a la calidad y eminencia de su música y letra, se ha convertido en un disco mítico, que todo buen aficionado debe de tener y como yo, escuchar de vez en cuando, para revitalizar el oído (inmunizar, diría yo), ante los ritmos machacones y faltos de un mensaje que por lo menos diga algo hermoso.
Comienza el disco con el tema «Turn To Stone» rítmico, ascendente y donde el rock se deja sentir, electrizándonos, como preparativo de lo que sigue, un compendio de música y letra, que nadie, cantante, compositor, grupo musical o similares, fue o ha sido capaz de superar, porque esta música, es insuperable. Electric Light Orchestra, no ha sido un grupo de grandes números uno, pero tampoco le ha hecho falta: su música ha brillado y brilla con fuerza en el firmamento musical. No puedo, ni sé, destacar alguna canción sobre otra; a lo sumo, podría decir, que aún no falto de calidad, el tema que cierra el álbum «Wild West Hero», es el que menos me engancha: no está nada mal, para una lista de 17 temas. Dentro de la genialidad general de este Long Play, se incluye una pequeña joya, que Lynne incorporó a modo de composición de unidad temática, lo que denominó «Concerto for a rainy day», estructurada en 4 cortes, unidos entre si por acordes que fusionan a la perfección, la salida y entrada de los temas; estos son, por orden: « «Standin' in the Rain», «Big Wheels», «Summer and Lightning» y «Mr. Blue Sky», en las que se incluyen grabaciones reales de lluvia y tormenta. De estos 4 cortes, destaca, quizá por su contenido más comercial y multitud de veces utilizada en películas y anuncios y programas de televisión «Mr. Blue Sky», tema sugerente, vital y suficientemente alegre, para combatir la melancolía. Este pequeño Concerto, es de obligada audición, para comprender la filosofía musical de su lider Jeff Lynne, que supo transcribir y transmitir una música, que aún perdura por ser, con todos los honores, un clásico del rock progresivo o sinfónico; baste con saber que desde 1973 con la grabación de «On the Third Day» a 1979 con «Discovery», el grupo contó con 6 Long Play, de altísima cota musical. A parte de los mencionados y el que ocupa este artículo, son: 1974 «Eldorado», 1975 «Face the Music» y 1976 «A New World Record».
Cuando ELO empezó su andadura, había un gran vacío en el mundo musical, que todavía no se había repuesto de la separación de The Beatles. Muchos grupos, intentaron con dispar suerte, emular a los 4 chicos de Liverpol. Fue una época cambiante, no solo en el panorama musical, sino también en el social: el final de la cruenta Guerra de Vietnam, los movimientos pacifistas, el mundo hippie...
El gran logro de la Electric Light Orchestra y por supuesto de Jeff Lynne, fue seguir la estela de The Beatles, sin traspasar en ningún momento, la invisible línea que separa copiar de desarrollar. ELO, nunca copió a los Beatles: Lynne los estudió, conservó su espíritu y en la mayoría de los casos, los superó con temas que hoy pertenecen por derecho propio a la historia mundial de la música.
© francisco javier costa lópez
