Senderos
A veces el pensamiento se pierde en senderos desconocidos, buscando razones para completar esos huecos, que nunca se llenarán. A lo sumo, nos ocupan unos días o apenas unas horas, para luego, diluirse en el aprendizaje de otros conocimientos.
Esto produce que el hombre este en constante búsqueda de lo que ansía para saberse humano.
Y yo me pregunto, si no seré el sendero de mis propios días, es decir, el elemento que necesita el tiempo para ser tiempo.
Y es el tiempo y sus distintas opciones, el que habilita infinitos senderos, que recorremos unas veces inconscientemente, otras forzados o arrastrados por situaciones que no podemos controlar, y otras en una vida ─paralela─, la que vivimos como resultado de nuestros sueños, nuestros deseos más íntimos.
Todos son importantes a la hora de valorar nuestra existencia, pero que seríamos sin sueños y fantasías: ellos son el motor del mundo; ellos son el impulso de tu vida; ellos te harán conocer lo maravilloso de tu espíritu. Él no tiene ninguna forma, no tiene color, ni olor, ni cuerpo, pero si cierras los ojos y respiras profundamente, notarás su abrazo y sabrás que el sendero por donde ahora caminas, es el adecuado y cuanto encuentres en él, te acompañará de por vida. Vive... se feliz y, sueña...
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