Amor universal y eterno...
En diciembre de 1955, Boris Pasternak (1890 - 1960), finaliza la que a la postre sería una obra capital en la literatura mundial de todos los tiempos: «Doctor Zhivago».
Perseguido y difamado, acusado de actitud contraria al régimen soviético, desde tiempos de Stalin, Boris llevaba varios años sin que nadie se «atreviera» a publicarle ni una sola línea, e igual suerte correría su última obra.
A principio de 1956, pudo observarse un leve aperturismo político, bajo el mandato de
Nikita Kruschev, que en un discurso pronunciado en el Congreso del Partido Comunista de ese año, acusó abiertamente a Stalin de los crímenes de épocas pasadas, coincidiendo que inmediatamente después, se concedieran permisos de publicación a varios autores, pero no a Pasternak.
Su interés por publicar la obra, lo llevó a final de 1956, tras una rocambolesca operación, a entregar el manuscrito de la novela, que fue sacado clandestinamente de Rusia, y publicado con su nombre de autor, por Feltrinelli Editore, de Milan en noviembre de 1957 y en versión italiana.
Al poco tiempo, en 1958, la Academia Sueca, le concedió el Nobel de Literatura (tras varios años negándoselo), siendo obligado, por el gobierno soviético, a renunciar a él, por motivos políticos.
Los años que siguieron a la concesión de este premio, fueron un constante ataque a su persona y obra, que no cesaron hasta su muerte, en mayo de 1960, recién cumplidos 70 años.
No fue hasta la llegada de Mijaíl Gorbachov y su Perestroika de 1986 - 1991, cuando se reconocieron y rehabilitaron todos los méritos y derechos de Boris Pasternak, que culminó en 1988, con la publicación de la novela en el país y el permiso oficial para que su hijo Evgueni, tras la invitación de la Academia Sueca, recogiera el Premio Nobel otorgado a su padre.
En 1965, el director británico David Lean (1908 - 1991), dirige la película «Doctor Zhivago», tan solo 3 años después del gran éxito mundial cosechado por «Lawrence de Arabia». Película que supuso un despliegue técnico y artístico importante, como solía ser habitual en el cine de Lean, y una localización de exteriores, que encontró en varias zonas de España como Madrid, Soria o Granada, que se convirtieron en el Moscú y los áridos y congelados campos de las extensas estepas rusas, idóneos para la realización de este film.
Por su parte, fue la consolidación artística de los actores y el redescubrimiento de otros, que estuvieron a gran altura. Cabe destacar la presencia de dos de los actores más importantes de Inglaterra, como fueron Alec Guinness (ganador de un Oscar por «El puente sobre el río Kwai (1957)», dirigida también por David Lean, y otro Honorífico en 1980) y famoso años después por su caracterización de Obi-Wan Kenobi, en la saga de Star Wars, y el prestigioso actor Ralph Richardson.
David Lean, como en otras ocasiones, encargó el guión a Robert Bolt, ganador de un Oscar por «Doctor Zhivago. (1965)» y otro por «Un hombre para la eternidad. (1966)» dirigida por Fred Zinnemann). Bolt, supo extraer el espíritu de la novela, para que Lean, pusieran las mejores imágenes.
En definitiva, una película importante y comprometida, (como lo es la novela en la que se basa), que narra no una, sino varias tragedias, personales e históricas, en el marco de la convulsa Rusia de principios del siglo XX.
Puede obtener más información consultando mi revista Estro nº 20, dedicada a repasar la vida y obra de Boris Pasternak y la película «Doctor Zhivago».
Conozca la rocambolesca historia para la publicación de la novela, digna de la más sutil intriga de la Guerra Fría.
Hubo un tiempo en el que los políticos creían de verdad que la cultura puede transformar las mentes, que un libro puede funcionar como una bomba de relojería infiltrada en el sistema. Fue parte de la política de bloques de los 50. La guerra fría. Extraído de «Doctor Zhivago, el libro que caldeó la guerra fría» El Periódico. Elena Hevia
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NOCHE INVERNAL
Boris Pasternak
Barría toda la tierra la ventisca,
todos sus confines barría.
Sobre la mesa ardía una candela,
una candela ardía.
Como en verano, enjambres de mosquitos
hacia la llama vuelan,
remolinábanse los copos de la nieve
que llegaban del patio a la ventana.
La ventisca moldeaba en el cristal
redondeles y saetas.
Sobre la mesa ardía una candela,
una candela ardía.
En el iluminado techo
reflejábanse las sombras,
cruzamiento de brazos y de piernas,
cruzamiento de destinos.
Caían de la mesa al suelo
un par de borceguíes.
Y caían sobre el vestido
lágrimas de cera de la lamparilla.
Y todo se esfumaba en la blanca
bruma de la nevosa noche.
Sobre la mesa ardía una candela,
una candela ardía.
Sopla el aire en la candela,
y una fiebre de tentación
alza, como un ángel,
dos alas entrecruzadas.
Todo el mes, todo febrero
continuó azotando la ventisca.
Sobre la mesa ardía una candela,
una candela ardía.
Extraído de: «El Doctor Jivago». Decimoséptima parte: Versos de Yuri Zhivago. Poema nº 15 Edición de Natalia Ujanova · Traducción de Fernando Gutiérrez Revisión del texto, traducción de los poemas y notas de José María Bravo Editorial Noguer. Barcelona. 21ª edición. 1966. Pp. 377-378
Bibliografía:
Pasternak, Boris. Poemas Textos de Antonio Colinas. Prólogo y Traducción de Víctor Toledo Pavesas hojas de Poesía, nº XIII. Segovia. 1999
Santacreu Ruiz, Carmen. Universidad Complutense de Madrid (Spain) Algunos cambios en la interpretación de El doctor Zhivago a los 50 años de la concesión del Premio Nobel a Borís Pasternak. Proceedings of the 10th World Congress of the International Association for Semiotic Studies (IASS/AIS) · Universidade da Coruña (España / Spain), 2012. ISBN: 978-84-9749-522-6 Pp. 1967-1976
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